lunes, julio 11, 2016

Encuentro de dos mundos

Por Luciana Lancellotti

Para: ART.AHOLIC, plataforma especializada en arte argentino.


Una vieja tradición cuenta que, de entre miles, un hombre era elegido por los dioses para bordar la capa y el escudo del máximo jerarca de su tribu. Solamente él podía ejercer tal privilegio, que no se refería sólo a la habilidad para hacerlo, sino a que sus manos eran las únicas que podían entramar el hilo, el género y las fuerzas de los dioses que protegerían al jerarca y así a toda la tribu.

Todas las naciones cuentan con una tradición vinculada a lo textil. Telares, bordados y tejidos se encuentran presentes en el folclore de todas las culturas. Con el pasar del tiempo y de la historia estas labores, se cree que por producto de la industrialización, se han vinculado socialmente al universo femenino.

Daniel Giannone y Leo Chiachio son dos hombres que bordan desoyendo cualquier estereotipo. Trabajan juntos hace más de diez años y sus perspectivas como artistas se articularon de tal forma que, como ellos dicen, llegaron a ser un solo artista. En esta entrevista hablamos sobre sus comienzos, sus carreras y cómo es decir con las manos lo que los dos quieren expresar.

Bordar la vida

Daniel aprendió a bordar en el colegio, cuando todavía era un niño. Leo descubrió la aguja y el hilo durante la crisis del 2001. En el medio se conocieron y la idea de vivir y producir juntos se transformó en Hechizo, un antiguo colchón matelaseado sobre el que se bordaron de cuerpo entero. Nacía su sello personal: el autorretrato y el bordado. Nacía Chiachio & Giannone.
Después de Hechizo la creación conjunta siguió. Giannone rememoró todos los puntos de bordado que había aprendido en la escuela primaria y Chiachio se dedicó a descubrir esta nueva técnica. En el mientras tanto adquirieron oficio, se conocieron, se enamoraron, formaron una familia y produjeron metros y metros de obra.

“Un día esperando el subte vimos unas fotos en homenaje al cine y al teatro argentino. Una de ellas era sobre la película El santo de la espada, Alfredo Alcón como San Martín y Héctor Alterio caracterizado como Bolívar parecían darse un beso. Mientras esperábamos no dudamos en sacarnos un foto imitándolos. Esa imagen la pasamos al dibujo y después la bordamos. Una cosa llevaba a la otra”. Recuerda Giannone sobre sus primeras obras.
Encontrarse pasados los treinta fue para ellos encontrarse en la madurez, seguros de lo que querían para su vida y para su obra. Empezaron como sin darse cuenta a bordar en sus obras “la vida de a dos”, completa Giannone. Charlar con los Chiachio & Giannone es seguir el hilo de una madeja que se van tirando entre ellos pero que nunca se les cae.

Arte y artesanía en diálogo
En  su antiguo taller de Villa Crespo o en la casa taller del barrio de  Congreso suelen trabajar hasta 12 horas diarias, a veces incluso sin asistentes. “Yo concibo el trabajo como valor y enseñanza moral. Vengo de una familia peronista donde el trabajo es virtud, crecí así y obviamente todo eso aparece en mi obra”,  explica Chiachio.

“Para nosotros como artistas contemporáneos es importantísimo el trabajo físico y a veces las reflexiones vienen después. No digo que no sean importantes pero priorizamos el oficio  como eslabón fundamental de la obra. Somos amantes de los procesos, somos inquietos, nos gusta investigar y aprender todo el tiempo”, agrega Giannone.
Esta inquietud permanente fue la que los llevó a recorrer Guatemala, a conocer pueblos perdidos y aprender de sus técnicas de bordado milenarias nuevas formas de abordar su propia obra. “Investigamos y desarrollamos mucho el intercambio y la dinámica que hay entre arte y artesanía, a veces poniendo nuestra imagen en manos de artesanos, bordando conjuntamente o tomando sus técnicas y llevándolas a nuestro taller”.
Cuándo el Centro Cultural de España en Guatemala los invitó a realizar una muestra en la que sus obras estuvieron en diálogo con las de otro artista, Chiachio & Giannone redoblaron la apuesta: Invitar a comunidades autóctonas a bordar una persona rubia, una morocha y un perro salchicha. La muestra se llamó La sagrada familia.
"Todo fue organizado por mail. Acordamos trabajar con cuatro comunidades. Cada una lo interpretó como pudo y con los recursos que tenía a su alcance. Algunas contaban con acceso a internet y hasta pudieron googlearnos. Pero otras, las más retiradas, como la de Santiago de Altitlán sólo disponía de un celular viejo para comunicarse con nuestro contacto que les leía e interpretaba nuestros mails. Ese fue uno de nuestros trabajos más creativo y delirante”.
Luego de mucho tiempo sin exponer en Buenos Aires, el 9 de junio pasado cerraron en Pasaje 17, Monobordado, una muestra con un excepcional despliegue de obra y en la que se dieron el gusto de mostrar un poco de la trastienda. Pruebas de color, bocetos y moldes se colocaron estratégicamente al lado de las piezas y repusieron algo de aquel universo del trabajo y el oficio.
En ocasión de la muestra fueron invitados por la Galería a publicar un libro homónimo con edición de lujo. Allí la obra de estos dos artistas puede leerse como un recorrido de su trabajo pero también de su vida como una familia en la que la vida discurre pintando con agujas e hilos. Y tal vez se trate de que Chiachio & Giannone han recibido el mismo don de aquel iluminado que podía entramar las energías de los dioses y poner a su servicio su fuerza de trabajo y su dedal.

http://www.art-aholic.com/#!chiachio-y-giannone/pd42y