Chiachio & Giannone en: "Desbordado"
Curaduría: Lic. Karina Maddonni
UADE Art.
Lima 775 - C.A.B.A.
Lunes a viernes 12 a 20 hs.
Ingreso libre y gratuito contra acreditación de identidad.
Desbordar:
Salir algo de los bordes
o límites de un cauce o recipiente.
Rebasar, sobrepasar.
Ser algo excesivo, debido
generalmente a su exaltación
El pequeño
Larouse Ilustrado, México, 2008
DESBORDADO es una
muestra que reúne un conjunto de obras de artistas contemporáneos que han
optado por el universo textil para su desarrollo y realización. Desde
las diversas posibilidades que este extenso territorio ofrece a las prácticas
artísticas actuales, y evadiendo las categorizaciones tradicionales que han
separado y jerarquizado las nociones de arte y oficio; DESBORDADO se presenta como una
alternativa más de abordaje a la escena del arte contemporáneo local.
Son estas prácticas artísticas, movilizadas a partir de la necesidad
de un acto de habla, que descubren en
lo textil una posibilidad peculiar,
única, de desplegarse al amparo de su trama de significaciones, atributos
y tradiciones.
¿Por qué lo textil?
Partiendo de la certeza -de esas pocas que aún quedan- que aquello que
consideramos textil hoy ya no se limita a la utilización de un determinado tipo
de material, así como tampoco a un modo de ejecución específica, es posible encontrar
en lo textil un modo de pensar en trama.
En este sentido, el arte textil hoy nos propone sistemas complejos
interconectados, esquivos a lo lineal y progresivo, que habilitan la periferia
y que abolen todo tipo de jerarquización, donde el caos y el orden se
encuentran sin conflicto; estructuras abiertas que necesitan de lo otro para redefinirse.
Lo blando y el tacto habilitados como fortaleza de las obras.
Y el color, siempre el color, en un desparramo tan generoso para los
que miran.
Pensar en trama nos vincula al
nomadismo de las formas, a la mutación, al reverso, a la voluntad de
modificación, sustitución y reparación, a la fugacidad, al movimiento en el
juego de desplazamientos, a nuestra propia fragilidad y, finalmente, al otro.
Lo textil nos incluye,
nos acerca, convive con la diferencia y goza en ella. Los procedimientos y
procesos en las prácticas artísticas que involucran lo textil -tanto en planteos individuales como colectivos- incluyen
siempre al otro ya sea de manera virtual como efectiva y real.
Y por qué no lo textil, entonces.
Si es en esta vitalidad conmovedora que le es propia en la que tienen
lugar los desbordamientos que, lejos
de ser derroches, redibujan laboriosamente nuevos mapas y provocan desplazamientos en las fronteras
entre arte, diseño, oficio, género.
Así, estos contornos permanentemente rebalsados, ya deshilachados por
nuestra contemporaneidad, renuevan modos de concebir el quehacer artístico,
expandiendo sin invadir su propio campo.
Esta muestra hilvana y enmaraña
a la vez, un conjunto de obras y artistas proponiendo una multiplicidad de miradas
posibles. Así, las salas del UADE Art albergan un conjunto de obras de una
diversidad inusual en cuanto a los planteos tanto estéticos como técnicos y
conceptuales.
Dicha diversidad es también rastreable en el grupo de artistas convocados,
siendo algunos de ellos formados en las
artes visuales, otros en el diseño textil, la escenografía, la gráfica, o provenientes
del mundo de la moda. Artistas que a su vez pertenecen a generaciones
diferentes y que han desplegado sus búsquedas y labrado trayectorias
profesionales diferentes en distintas direcciones y grosores.
Un posible tránsito
desbordado
Tomando como punto de partida simbólico del desbordamiento el trabajo artístico que Marta Minujín desarrollara
en la década del ’60, con sus acciones e instalaciones de colchones, condensado
en su obra Fragmento de Colchones (2007) y un pequeño grupo de
fotos documentales de la época; se da comienzo a nuestro recorrido.
Ingresamos por la obra Otiuras
(1994) de la serie Estrellas
del artista Feliciano Centurión, quien ya no está entre nosotros, y al que le
rendimos un pequeño homenaje a través de la presencia de esta obra en la
muestra. Artista emblemático de las
décadas ’80 y ’90, encuentra en la tipología frazada un campo de intervenciones textiles que ha tensionado los
límites del tapiz y la pintura, recogiendo ambas tradiciones para devolverlas
renovadas en la escena artística de aquellas décadas hasta hoy.
Siguiendo con
la noción de tapiz, dos obras de los artistas Chiachio y Giannone (Ciudad frondosa, 2011/12 y Promesas, 2011) se hacen
presentes en esta muestra y nos traen el tiempo suspendido del bordado, la
selva, el amor, el dibujo y el plano de color construido puntada tras puntada.
Pero lo que primordialmente la obra de estos dos artistas nos regala es la renovación
de una tradición técnica que, con virtuosismo singular, instalaron en el seno
del arte contemporáneo, complejizándolo y enriqueciéndolo aún más.
En una vertiginosa línea de fuga, nos encontramos con propuestas site specific como la intervención
arquitectónica del artista Manuel Ameztoy en la sala 2 con su obra Trigal que redibuja el espacio
envolviéndonos en líneas de color saturado, modificando la dureza del cubo
blanco en un sistema rítmico colgante que nos absorbe hacia su interior.
Por otro lado, Lucila Lara,
artista muy joven, interviene una de las columnas del hall de ingreso (Sin título, 2013) bordando en palabras
una ética frágil y vulnerable. Como parte de esta obra se desplegará una acción
performativa a cargo de Maru Forlano estableciendo un diálogo plagado de
interrogantes hacia el interior de la propia obra.
En el hall, también encontramos dos intervenciones al muro a cargo de
las artistas textiles Rosa Skific (Zona-
Otra, 2013) y Constanza Martínez (Amando
a Morris, 2013), cuyos procesos de trabajo son parte de la propia obra y
los procedimientos de construcción de la imagen están íntimamente vinculados al
quehacer textil y al universo del diseño.
En un tono de denuncia, y también en este Hall, nos encontramos con la
propuesta de la artista textil Laura Ferrando (Jaula I, 2012 y Jaula II,
2013) quien aborda el universo textil desde la noción de trabajo vinculado a la industria y su lamentable deriva en la esclavitud. Obra que nos invita a la
participación activa y a la reflexión en torno de realidades sociales de nuestro
aquí y ahora.
En la línea de propuestas participativas, en este caso lúdica, si descendemos
por la escalera hacia las salas, el camino se verá interrumpido por Rojo Gigante (2013), obra de Carolina
Dalfo, otra de las artista muy jóvenes de esta muestra. Numerosas piezas textiles
desparramadas en el piso que invaden nuestro tránsito y que esperan ser
movidas, conectadas, reubicadas, operadas
por nosotros.
Otra irrupción de textura y color, esta vez en el paisaje, nos presenta
la obra de la artista visual Andrea Juan, quien mediante la foto performance
nos traslada a su visión ética y poética del territorio Antártico (Nuevo Edén y Nuevo Edén 4156 ambas del 2012 pertenecientes a la serie Proyecto
Antártida 2012) en un clima de límpida ensoñación.
Tomando por el
hilo del color, las obras del artista rosarino Román Vitali (8 barras, 2003 y El peso de tu relación, 2008) se instalan disruptivas en la sala, construyendo sus formas a partir
de entretejidos tensos de cuentas coloreadas y translúcidas. Cuerpos geometrizados
y distantes que nos devuelven a una escena extrañamente familiar.
Giramos hacia
la presencia del dibujo, mediante la
obra de Julia Dorr (La luna está muerta, muerta…
pero resucita en la primavera, 2011-2012), serie alineada compuesta por
diez piezas donde la traza-hilo-maraña despliegan un relato que dice con
la palabra ausente.
Dibujos bordados, relatos que
nuevamente aluden a la presencia del cuerpo, en la intimidad que la ropa de
blanco impone, como en la obra de Magdalena Freitas (Sin Título, 2013) y
su sábana con secreto.
Mónica Millán -en su obra Aire
cálido y perfumado sobrevolando todo (2013)- dibuja y repara y viste
pequeños seres, les da abrigo y aire, en una atmósfera rodeada de extraña y
voluptuosa naturaleza. Tejido, bordado, zurcido, dibujado, en una convivencia
sin conflicto sobre el plano. Siguiendo en la línea de la reparación, Araceli
Pourcel con su instalación Restaurar/ reparar/ retazos (2013), también
nos recuerda que el arte cumple a veces ese rol recuperatorio de lo
roto, lo partido y lo devuelve al mundo modificado.
También propuestas
tridimensionales, suaves, blandas y coloridas, que tientan a tocarlas, como las
esculturas de Andrea Cavagnaro (Inhalar-Exhalar, 2009; Movimiento, 2009 y Uf!, 2009) cuya sistemática superposición
de capas construye volúmenes irreverentes y tiernos a la vez. O el móvil de
alas tejidas de Marita Marelli, que nos abre un mundo lleno de recuerdos
mediante obras íntimas y autorreferenciales (El centro de mi corazón es de
selva, 2012; Río Paraná, 2012; Alas para mis lágrimas, 2013); o el objeto colgante Simplemente
agua (2013) de Rina Gabe, que juega entre las palabras, las asociaciones
con los objetos y el azar.
En un plano más próximo a la
impronta gráfica, la instalación de objetos de Marcela Luna Itinerarios (2013) se constituye en dispositivo que nos invita a
espiar imágenes-tramas, simulacros fotográficos, imágenes que se nos presentan
mediatizadas y que modifican nuestras percepciones de la misma y no misma imagen.
Así, en la maraña de la palabra,
en la voluntad de reparación tan presente en la obra de todos los artistas
citados, es que los invitamos a recorrer - ya no en un sentido imaginario -
esta muestra que insiste en salirse del cauce, para inventar trazas de
contención para aquello que aún resiste a cualquier forma de categorización.
Lic. Prof. Karina Maddonni
Curadora DESBORDADO/ ARTE TEXTIL