lunes, junio 17, 2013

Chiachio & Giannone en: "Desbordado"
Curaduría: Lic. Karina Maddonni


UADE Art. 
Lima 775 - C.A.B.A. 
Lunes a viernes 12 a 20 hs. 
Ingreso libre y gratuito contra acreditación de identidad. 

Desbordar:
Salir algo de los bordes o límites de un cauce o recipiente.
Rebasar, sobrepasar.
Ser algo excesivo, debido generalmente a su exaltación
El pequeño Larouse Ilustrado, México, 2008


 DESBORDADO es una muestra que reúne un conjunto de obras de artistas contemporáneos que han optado por el universo  textil para su desarrollo y realización. Desde las diversas posibilidades que este extenso territorio ofrece a las prácticas artísticas actuales, y evadiendo las categorizaciones tradicionales que han separado y jerarquizado las nociones de  arte y oficio; DESBORDADO se presenta como una alternativa más de abordaje a la escena del arte contemporáneo local.
Son estas prácticas artísticas, movilizadas a partir de la necesidad de un acto de habla, que descubren en lo textil una posibilidad peculiar, única, de desplegarse al amparo de su trama de significaciones, atributos y  tradiciones.
¿Por qué lo textil?
Partiendo de la certeza -de esas pocas que aún quedan- que aquello que consideramos textil hoy ya no se limita a la utilización de un determinado tipo de material, así como tampoco a un modo de ejecución específica, es posible encontrar en lo textil un modo de pensar en trama.
En este sentido, el arte textil hoy nos propone sistemas complejos interconectados, esquivos a lo lineal y progresivo, que habilitan la periferia y que abolen todo tipo de jerarquización, donde el caos y el orden se encuentran sin conflicto; estructuras abiertas que necesitan de lo otro para redefinirse.
Lo blando y el tacto habilitados como fortaleza de las obras.
Y el color, siempre el color, en un desparramo tan generoso para los que miran.
Pensar en trama nos vincula al nomadismo de las formas, a la mutación, al reverso, a la voluntad de modificación, sustitución y reparación, a la fugacidad, al movimiento en el juego de desplazamientos, a nuestra propia fragilidad y, finalmente, al otro.
Lo textil nos incluye, nos acerca, convive con la diferencia y goza en ella. Los procedimientos y procesos en las prácticas artísticas que involucran lo textil -tanto en planteos individuales como colectivos- incluyen siempre al otro ya sea de manera virtual como efectiva y real.

Y por qué no lo textil, entonces.
Si es en esta vitalidad conmovedora que le es propia en la que tienen lugar los desbordamientos que, lejos de ser derroches, redibujan laboriosamente nuevos mapas  y provocan desplazamientos en las fronteras entre arte, diseño, oficio, género. 

Así, estos contornos permanentemente rebalsados, ya deshilachados por nuestra contemporaneidad, renuevan modos de concebir el quehacer artístico, expandiendo sin invadir su propio campo.

Esta muestra hilvana  y enmaraña a la vez, un conjunto de obras y artistas proponiendo una multiplicidad de miradas posibles. Así, las salas del UADE Art albergan un conjunto de obras de una diversidad inusual en cuanto a los planteos tanto estéticos como técnicos y conceptuales.
Dicha diversidad es también rastreable en el grupo de artistas convocados, siendo  algunos de ellos formados en las artes visuales, otros en el diseño textil, la escenografía, la gráfica, o provenientes del mundo de la moda. Artistas que a su vez pertenecen a generaciones diferentes y que han desplegado sus búsquedas y labrado trayectorias profesionales diferentes en distintas direcciones y grosores.

Un posible tránsito desbordado

Tomando como punto de partida simbólico del desbordamiento el trabajo artístico que Marta Minujín desarrollara en la década del ’60, con sus acciones e instalaciones de colchones, condensado en su obra Fragmento de Colchones (2007)[1] y un pequeño grupo de fotos documentales de la época; se da comienzo a nuestro recorrido.
Ingresamos por la obra Otiuras (1994) de la serie Estrellas[2] del artista Feliciano Centurión, quien ya no está entre nosotros, y al que le rendimos un pequeño homenaje a través de la presencia de esta obra en la muestra. Artista emblemático de las décadas ’80 y ’90, encuentra en la tipología frazada un campo de intervenciones textiles que ha tensionado los límites del tapiz y la pintura, recogiendo ambas tradiciones para devolverlas renovadas en la escena artística de aquellas décadas hasta hoy.
Siguiendo con la noción de tapiz, dos obras de los artistas Chiachio y Giannone (Ciudad frondosa, 2011/12 y Promesas, 2011) se hacen presentes en esta muestra y nos traen el tiempo suspendido del bordado, la selva, el amor, el dibujo y el plano de color construido puntada tras puntada. Pero lo que primordialmente la obra de estos dos artistas nos regala es la renovación de una tradición técnica que, con virtuosismo singular, instalaron en el seno del arte contemporáneo, complejizándolo y enriqueciéndolo aún más.
En una vertiginosa línea de fuga, nos encontramos con propuestas site specific como la intervención arquitectónica del artista Manuel Ameztoy en la sala 2 con su obra Trigal que redibuja el espacio envolviéndonos en líneas de color saturado, modificando la dureza del cubo blanco en un sistema rítmico colgante que nos absorbe hacia su interior.
Por otro lado,  Lucila Lara, artista muy joven, interviene una de las columnas del hall de ingreso (Sin título, 2013) bordando en palabras una ética frágil y vulnerable. Como parte de esta obra se desplegará una acción performativa a cargo de Maru Forlano estableciendo un diálogo plagado de interrogantes hacia el interior de la propia obra.
En el hall, también encontramos dos intervenciones al muro a cargo de las artistas textiles Rosa Skific (Zona- Otra, 2013) y Constanza Martínez (Amando a Morris, 2013), cuyos procesos de trabajo son parte de la propia obra y los procedimientos de construcción de la imagen están íntimamente vinculados al quehacer textil y al universo del diseño.
En un tono de denuncia, y también en este Hall, nos encontramos con la propuesta de la artista textil Laura Ferrando (Jaula I, 2012 y Jaula II, 2013) quien aborda el universo textil desde la noción de trabajo vinculado a la industria y su lamentable deriva en la esclavitud. Obra que nos invita a la participación activa y a la reflexión en torno de realidades sociales de nuestro aquí y ahora.
En la línea de propuestas participativas, en este caso lúdica, si descendemos por la escalera hacia las salas, el camino se verá interrumpido por Rojo Gigante (2013), obra de Carolina Dalfo, otra de las artista muy jóvenes de esta muestra. Numerosas piezas textiles desparramadas en el piso que invaden nuestro tránsito y que esperan ser movidas, conectadas, reubicadas, operadas por nosotros.
Otra irrupción de textura y color, esta vez en el paisaje, nos presenta la obra de la artista visual Andrea Juan, quien mediante la foto performance nos traslada a su visión ética y poética del territorio Antártico (Nuevo Edén y Nuevo Edén 4156 ambas del 2012 pertenecientes a la serie Proyecto Antártida 2012) en un clima de límpida ensoñación.
Tomando por el hilo del color, las obras del artista rosarino Román Vitali (8 barras, 2003 y El peso de tu relación, 2008) se instalan disruptivas en la sala, construyendo sus formas a partir de entretejidos tensos de cuentas coloreadas y translúcidas. Cuerpos geometrizados y distantes que nos devuelven a una escena extrañamente familiar.   
Giramos hacia la presencia del dibujo,  mediante la obra de Julia Dorr (La luna está muerta, muerta… pero resucita en la primavera, 2011-2012), serie alineada compuesta por diez piezas donde la traza-hilo-maraña despliegan un relato que dice con la palabra ausente.
Dibujos bordados, relatos que nuevamente aluden a la presencia del cuerpo, en la intimidad que la ropa de blanco impone, como en la obra de Magdalena Freitas (Sin Título, 2013) y su sábana con secreto.
Mónica Millán -en su obra Aire cálido y perfumado sobrevolando todo (2013)- dibuja y repara y viste pequeños seres, les da abrigo y aire, en una atmósfera rodeada de extraña y voluptuosa naturaleza. Tejido, bordado, zurcido, dibujado, en una convivencia sin conflicto sobre el plano. Siguiendo en la línea de la reparación, Araceli Pourcel con su instalación Restaurar/ reparar/ retazos (2013), también nos recuerda que el arte cumple a veces ese rol recuperatorio de lo roto, lo partido y lo devuelve al mundo modificado.
También propuestas tridimensionales, suaves, blandas y coloridas, que tientan a tocarlas, como las esculturas de Andrea Cavagnaro (Inhalar-Exhalar, 2009; Movimiento, 2009 y Uf!, 2009) cuya sistemática superposición de capas construye volúmenes irreverentes y tiernos a la vez. O el móvil de alas tejidas de Marita Marelli, que nos abre un mundo lleno de recuerdos mediante obras íntimas y autorreferenciales (El centro de mi corazón es de selva, 2012; Río Paraná, 2012; Alas para mis lágrimas, 2013); o el objeto colgante Simplemente agua (2013) de Rina Gabe, que juega entre las palabras, las asociaciones con los objetos y el azar.
En un plano más próximo a la impronta gráfica, la instalación de objetos de Marcela Luna Itinerarios (2013) se constituye en dispositivo que nos invita a espiar imágenes-tramas, simulacros fotográficos, imágenes que se nos presentan mediatizadas y que modifican nuestras percepciones de la misma y no misma imagen.

Así, en la maraña de la palabra, en la voluntad de reparación tan presente en la obra de todos los artistas citados, es que los invitamos a recorrer - ya no en un sentido imaginario - esta muestra que insiste en salirse del cauce, para inventar trazas de contención para aquello que aún resiste a cualquier forma de categorización.
   
Lic. Prof. Karina Maddonni
Curadora DESBORDADO/ ARTE TEXTIL



[1] Obra cedida especialmente para la muestra por el Museo Botica del Ángel
[2] Obra cedida especialmente para la muestra por el Museo Castagnino-MACRO (Rosario, Santa Fe)