miércoles, junio 06, 2012
Bordatón
El neologismo bordatón indica que el dúo Chiachio & Giannone ha llevado su
arte a un extremo al que, para describirlo, a la lengua española, aún contando con Góngora y Quevedo, le faltan palabras. El bordatón es un tsunami cromático, la
tarea de una araña que ha sufrido una metamorfosis en donde la naturaleza ha provocado
un accidente del instinto que la lleva a pretender una tela sin límites, una
pulsión de dominio ejercida por una aguja que se escapa por las paredes
desobedeciendo toda curaduría de orden y disposición. Bordatón evoca con su
homofonía con raggaetón un exceso
popular durante una fiesta que no para y donde el sol no sale nunca. Chiachio &
Giannone se han ido de mambo. Las telas chillan fauvismo a la latina en donde los
loros son más grandes que los humanos y las flores tienen el tamaño de una
cabeza y cuyos diseños expropian tanto
las toallas vendidas en la recova del Once como una trama de Sonia Delaunay o
un jeroglífico de Pajita García Bes. Es que Chiachio & Giannone ya no borda
un tela, la rehace. Si las obras fueran
cortinas derrumbarían la casa entera, si
fueran colchas matarían a los amantes asfixiándolos bajo su peso. Los dos artistas en uno sólo se contienen en
las paredes del cuarto infantil, contentándose con infiltrar polleritas
hawaianas, palazos liberty y sungas labradas en un catálogo de chongos proletarios
de Alexander Henry con la estética de las figuritas del Billiken que venían en
cristiana ropa interior y a la que se aplicaban modelitos ajustables con aletas blancas.
El español es pobre para contener la
palabra bordatón pero sabe hacer
chistes: Bordar en exceso es des-bordar.
Ekeko
Después de la alcancía
de yeso con la imagen de Evita, el ekeko Chiachio & Giannone merecería
integrar la iconografía peruca: por
algo tiene la cara del general, su sonrisa de piano y los brazos abiertos como
cuando el original salía al balcón de la rosada. Qué gorila imaginar que este
ekeko es el símbolo de la escasez porque no lleva ninguna posesión, ni siquiera un pucho en la boca, al
contrario es el don en potencia que
lo abarca todo y a todos. Del barro a la
porcelana, condecorado de manijas y asas,
el ekeko puede hacer pensar a algún crítico de la izquierda Cary Grant (término
del poeta Néstor Perlongher ) que representa al colonizado a quien cualquier
potencia extranjera puede manipular, pero muchas
manijas ocupadas es ninguna porque
todas mantienen esa tensión que nunca
deja el poder en una sola mano (entre paréntesis este ekeko le devuelve las
manos al general). Entre personaje de altar rutero o de rancho comedor adonde
la esperanza humilde acerca un vaso de cerveza o un billete de un peso y
bibelot plebeyo vestido con los diseños del catálogo vencido de la casa
Verbano, Ekeko cita a la cultura alta del té en vajilla de porcelana de la mesa
burguesa: como buen cartonero artístico
Chiachio & Giannone , ha abandonado el huevo monosigótico –el hogar de la
calle Bartolomé Mitre– para proletarizarse en la famosa fábrica de porcelanas de
Capitán Bermúdez, Provincia de Santa Fe adonde se hicieron aprendices de
maestros del horneado y la decoración y
reciclaron diseños olvidados que han decorado durante generaciones la vajilla para las visitas y la de regalo de casamiento:
“romántico”, ”floral”, ”chino”.
El ekeko volvió y, sino fue millones, se
multiplica para entrar a la sala de exposiciones con ademán pop y vacío entre
sus brazos, invocando una abundancia que no necesita citarse con bienes en
miniatura.
Peluche
La cobertura de barbotina en los
peluches de estación de servicio exige el sacrificio del modelo que, podría
decirse, sucumbe a su propia estatua para tramitarse una eternidad frágil pero
no imposible. Pero cada uno muere en el horno inventando con el error: una
oreja que se cae, un ojo de topo tapado por una flor, una pata que queda pegada
al cuerpo, es decir muere como artista.
Con ellos como porcelaneros, el tiempo
de los Chiachio & Giannone ha cambiado: ya no es el de cumplir puntada a
puntada con las entregas para una muestra, manteniendo la restricción ética de
no simplificar sino al revés: llamándose a más sobrebordados, puntos
experimentales, mayores territorios de tela a ocupar, sino el de esperar un
secado, reciclar restos, aprovechar el error, haciéndolo rendir. Insaciable
Chiachio & Giannone amenaza con porcelanizar un panda gigante, nuestra bolsa de dormir, a
nosotros ¡Porcelatón!
Por Maria Moreno
Texto del catálogo de la exhibición de arte "Bordatón" en Ruth Benzacar Galería de Arte.
Bs. As. Junio 2012.
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