lunes, julio 21, 2014

Bordando Afectos, Deshilando Archivos: Leo Chiachio y Daniel Giannone

CYNTHIA FRANCICA | UNIVERSITY OF TEXAS AT AUSTIN

Bordatón de Leo Chiachio y Daniel Giannone. Galería de Arte Ruth Benzacar. Buenos Aires, Argentina. 27 de junio al 10 de agosto de 2012.

Los bordados que cuelgan de las paredes blancas se multiplican en adornos; se reproducen en detalles que proliferan hasta llegar al exceso, el ridículo, el delirio. Se trata de la exposición Bordatón (2012) de la dupla artística y romántica que conforman Leo Chiachio y Daniel Giannone. Montada en la galería de arte contemporáneo Ruth Benzacar en el centro de Buenos Aires, la muestra incluye bordados y una colección de peluches, ekekos y guirnaldas de porcelana.
Argentina vive hoy un momento único de ampliación de los derechos de género y sexualidad. Luego de la reciente legalización del matrimonio gay (2010) se sanciona la ley de identidad de género (2012), la cual permite que las personas trans sean inscritas con el nombre y sexo de su elección y accedan a tratamientos de adecuación de género prestados por el Estado. La obra de los artistas argentinos Chiachio y Giannone, que trabaja la familia gay como tópico desde hace una década, ofrece un espacio privilegiado desde donde pensar estas transformaciones.
En el 2003, año en que se lleva a cabo la primera unión civil de una pareja gay en Buenos Aires;Chiachio y Giannone realizan su primer trabajo juntos, Hechizo: un colchón pintado con la imagen de los artistas dormidos en medio de un cuento de hadas. A través de los años, esta dupla continúa auto-retratándose sin tregua en culturas, espacios y tiempos distantes. Las obras de Chiachio y Giannone evocan los paisajes y colores de Henri Rousseau, los bordados del artista gay Feliciano Centurión, y las acciones performáticas de las Yeguas del Apocalipsis (Fig. 1). Formados en la pintura, Chiachio y Giannone barroquizan la técnica del bordado conforme a una sensibilidad queer. Estos artistas rescatan un mundo artesanal menor y relegado para resituarlo en el circuito artístico local; gesto que se cristaliza con particular eficacia en su conquista de espacios destacados como Ruth Benzacar (Rohayhu 2009, Bordatón 2012), el Centro Cultural Recoleta (Desborde de Alegría 2007) y el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Shudô 2006).
En Bordatón, como señala el crítico Ariel Schettini, estos artistas retratan a la nueva familia argentina que, ominosa, observa al espectador. Basados en fotos de la dupla y su perro Piolín, los bordados de esta exposición evocan los viejos álbumes familiares donde los integrantes posan frente a la cámara. Abuelos, hijos y nietos refugiados bajo un manto de normatividad que revelan, desde la propia fotografía, el carácter ficcional del paradigma que intentan encarnar. Quizás por eso, Chiachio y Giannone no se esfuerzan en disimular el aspecto fantasioso y excesivo de la familia retratada en la tela. Mediante el bordado, modifican y re-inventan las fotografías de su archivo personal, empapándolas de humor. En “Bomberos” (Fig. 2) y “Casa Mayor”;(Fig. 3), los artistas se sitúan cual intrusos en medio de los estereotípicos personajes gay norteamericanos que ofrecen las telas, pobladas respectivamente por bomberos en llamas y leñadores a torso desnudo. En “Familia Coyita” (Fig. 4) , Chiachio y Giannone se imaginan coyas rodeándose de pájaros y flores, mientras que en “Nacimiento” (Fig. 5);rescatan a su perro Piolín que emerge, como un Moisés moderno, de las aguas de un río americano. No parece casual que Chiachio y Giannone elijan trabajar la familia desde lo utópico en el actual contexto argentino. En un momento de transformación legal del concepto de familia, ellos se abocan a la compleja tarea de imaginar lo posible redefiniendo técnicas artísticas, vínculos, espacios y temporalidades afectivas.
Ese repensar lo posible es también habitar lo que no pudo ser; es hacerle lugar a la nostalgia de un pasado no vivido. Los artistas comentan que la práctica del bordado, marcada por largas jornadas de trabajo, les permite recuperar el tiempo no compartido en la infancia. Jugar a ser niños les permite a Chiachio y Giannone escapar por un instante la lógica lineal y reproductiva de la vida contemporánea para volver el tiempo una sustancia a moldear. De esta forma, inauguran desde el presente mundos de fantasía y, sobre todo, el universo lúdico de la infancia tras el que informalmente nombran a una sección deBordatón “el cuarto del niño gay.” Este espacio incluye una particular colección de peluches (Fig. 6) que, cubiertos con barbotina, vuelven el proceso artístico visible. Las cicatrices del secado incluyen orejas que gotean, figuras asimétricas, moños deformes, ripios que interrumpen lo terso de la porcelana. Emulando a los propios artistas, los peluches se disfrazan. Al vestirse de porcelana estos juguetes construyen, como Chiachio y Giannone mediante su obra auto-referencial, un registro no sólo de una técnica sino también del impacto del tiempo sobre la materia y los cuerpos.
Los peluches son parte de una obra que trabaja incansablemente la noción de camuflaje, de segunda piel. Si Néstor Perlongher imagina el neobarroco poético como una “invasión de pliegues, orlas iridiscentes o drapeados magníficos”, la obra de Chiachio y Giannone nos deja varados en la superficie. En Bordatón, el bordado se vuelve depósito epidérmico de tejidos y secuencias que se apilan, incansables. Texturas y colores archivan el paso íntimo de las horas de trabajo, las tardes de lluvia y novelas. Leer esta progresión se vuelve una tarea arqueológica. El bordado torna perceptible la historia de esta familia gay, que se rearma una y otra vez en cada punto, recreando su intimidad desde los materiales cálidos, las superficies sensuales y táctiles.
La estética del presente se vuelve una con pasados y espacios otros, y así nos devuelve el placer de los brillos, el detalle, el humor. Un placer que, desde la materialidad y lo técnico, delinea la intervención política de lo queer. En el actual contexto argentino, donde los mecanismos estatales de legitimación de la diferencia sexual y de género conllevan el inevitable riesgo de homogeneizar el ejercicio de sexualidades otrora disidentes, la fantasía barroca de Bordatón de Chiachio y Giannone ofrece un reducto desde donde repensar la noción de familia más allá, o más acá, de identidades y vínculos normativos. Mediante la exploración del disfraz, lo infantil y el juego placenteramente improductivo, se nos permite imaginar cómo serían, hubieran sido o podrían ser esos otros amores, mundos, tiempos y espacios posibles.  Cómo des-hilar o, en palabras de María Moreno, “des-bordar” para luego, entre mate y amigos, tomar hilo y aguja y empezar de nuevo.

Cynthia Francica is a Ph.D. Candidate in Comparative Literature at The University of Texas at Austin. She is currently writing her dissertation titled "Material Worlds: Queer Literature and the Visual in the U.S. and Argentina" under the auspices of a Comparative Literature Graduate Excellence Continuing Fellowship. She holds an M.A. in Comparative Literature from UT Austin.
Obras Citadas
Moreno, María. 2012. “Bordatón”. Catálogo de la exhibición Bordatón en la Galería de Arte Ruth Benzacar, Buenos Aires.
Schettini, Ariel. 2012. “Bordatón de Leo Chiachio y Daniel Giannone. Sobre la muestra en Ruth Benzacar”, Sauna, Año 2, 22.
http://hemisphericinstitute.org/hemi/en/emisferica-111-decolonial-gesture/francica