viernes, febrero 05, 2010

Sobre la egolatría y el arte
La exhibición de lo subjetivo no es patrimonio exclusivo de los medios electrónicos y virtuales. En los años 60, figuras como Salvador Dalí y Andy Warhol, que se movían en el mundo mediático como pez en el agua, hacían de sí mismos una obra tanto o más valiosa que las que cotizaban en el mercado del arte. "Artistas ícono que supieron convertir sus rostros y nombres en verdaderos logotipos", escribe Paula Sibilia, en un recorrido que la lleva hasta el gran artista-celebridad de nuestra época: Damien Hirst. Sin embargo, no todos son partidarios de pasar la práctica artística por el tamiz de la egolatría. "Quizá mi visión del arte sea idealista, pero no puedo equiparar la actitud de los artistas al narcisismo", asegura la investigadora y crítica de arte Florencia Battiti. Pone como ejemplo a los argentinos Leo Chiachio y Daniel Giannone, pareja en la vida afectiva y expresiva, en cuya obra utilizan elementos textiles y hacen frecuentes referencias a su propia historia sentimental. "Ahí hay construcción de la subjetividad y una postura crítica. Ellos utilizan el bordado, una técnica ligada al mundo femenino, para articular un discurso sobre el mundo gay -explica Battiti-. Este tipo de obra incorpora al otro como espectador, lo invita a reflexionar. No hay un ensimismamiento narcisista." La especialista considera que con estos mismos criterios puede observarse la obra de otros artistas argentinos, como Oscar Bony (retratos de sí mismo con las marcas de disparos reales) o Pablo Suárez (solía hacer una representación solapada de su rostro en sus trabajos). Rescata también como gestos artísticos -y no como simple ejercicio de egolatría- las intervenciones que la polémica artista francesa Orlan (foto, a la derecha) realiza sobre su propio cuerpo y las diversas acciones públicas de los terribles Warhol y Hirst.

Extraído de la nota "La era del ego" de Diana Fernandez Irusta. La Nación. Revista. 17-Ene-2010